Ya sabes de dónde viene la energía pero, ¿sabes de dónde viene etimológicamente la energía? Pues viene del latín, concretamente del término energīa. Este, a su vez, viene del griego ἐνέργεια, enérgeia (que significa “actividad”, “operación”) y de ἐνεργóς, energós (“fuerza de acción” o “fuerza de trabajo”). “Energía”, a su vez, refiere la capacidad de obrar, surgir, transformar o poner en movimiento. En los ámbitos económico y tecnológico, la energía nos habla de un recurso natural cuyos elementos asociados nos permiten hacer un uso industrial del mismo.
No nos olvidamos de Ergon (érgon), que en la antigua Grecia era el padre de la energía: apelamos a él cada vez que hablamos del trabajo que se opone al reposo, a la actividad en oposición a la inactividad y a la pasividad. Heráclito dice que es el padre y el rey de todas las cosas, y que a partir de él se originan todos los contrastes. No en vano se le se dio el nombre de ergio a la unidad de trabajo. De ahí que, según otra teoría lingüística, en-ergía sería el “trabajo que está dentro” o el “trabajo hacia dentro”.
De energía también construimos palabras como…
- Energetismo (doctrina que explica la vida y los fenómenos naturales como intercambios de energía).
- Energético (relativo a la energía, o dotado de la capacidad de conferir o dotar de energía).
- Energizar(dar energía a un sistema).
- Energizante(el/la que puede dar, transmitir o conferir energía).
- Bioenergía (o energía producida por organismos vivos).
- Ergonomía(la disciplina que se encarga del diseño de lugares de trabajo, herramientas y tareas).
- Ergofobia (el temor irracional al trabajo). Ergomanía (la afición incontrolable de trabajar todo el tiempo).